lunes, 31 de diciembre de 2007

ENCUENTRO DE LAS FAMILIAS, DOS BREVES

Queremos destacar DOS intervenciones.

Estoy muy contento de estar con vosotros en esta gran celebración “Por la familia cristiana”.

Vengo de Roma, y os traigo el cariño de la Comunidad de Sant’Egidio, que vive en España, en Europa, en diferentes países del mundo, entre ellos veinticinco africanos.

Como amigos de los más pobres, nos damos cuenta de que hoy, los europeos, hijos de una sociedad rica, y los pobres del Sur tienen una pobreza más. Están solos. Si pueden, se lanzan a una vida globalizada donde todo es mercado. Valen por lo que compran o lo que producen. He visto en un aeropuerto americano una expresión significativa: “I am what I shop”. Soy lo que compro. De esta forma, con frecuencia no valgo nada. La pobreza se vuelve insoportable en la soledad. Y el bienestar se vuelve amargo en la soledad. Pero, ¿es este nuestro destino? ¿O más bien la humanidad está obedeciendo a una ideología dominante, sin rostro, que hace del hombre y de la mujer criaturas perdidas perdidas en el gran mercado de la vida, con la ilusión de escoger libremente la felicidad? Sin embargo, en algunos momentos de la vida, se ve con lucidez que ésta no es ni felicidad ni libertad..

El destino que llevamos dentro es bien distinto: «No es bueno que el hombre esté solo. Voy a hacerle una ayuda adecuada» (Gn 2, 18) -dijo Dios mirando al hombre que no encontraba compañía entre las cosas y los animales. Allí comenzó la aventura de la familia, compañera de toda la historia humana. En esta aventura humana se sitúa el Señor, Jesús de Nazaret, que nació en una familia Galilea e hizo de la familia una célula vital del nuevo pueblo de Dios. El Eterno no prescinde de la pequeña familia. Para Jesús la familia ha sido la cuna -o mejor dicho, el pesebre- de la vida y del amor. Esta es la familia cristiana.

Pero, ¿es hoy una historia antigua, superada, mientras nos lanzamos a la aventura del mercado global y de un hombre dueño de sí sin límites?

Podría responder de muchas formas a esta pregunta que sobrevue1a en nuestra cultura. Lo haré de la forma más simple. Respondo con el dolor de los niños africanos que viven por la calle, sin padre ni madre. Respondo con el dolor de los ancianos que, después de una vida laboriosa, son arrinconados mientras esperan la muerte en los asilos, porque no tienen familia. Y nuestra sociedad, que con el progreso les hace vivir más, les sugiere en voz baja que es hora de que se marchen porque su vida es un peso. Su dolor nos dice que la familia no está superada sino negada. Qué verdadera es la palabra de Dios: «No es bueno que el hombre esté solo». Dios le ha dado una ayuda en la familia, en el matrimonio con la mujer. Ante gente exaltada por una soledad llamada libertad, pero también humillada en su mayor parte por esta misma soledad, fortalecidos por una experiencia milenaria de humanidad, nosotros decimos con convicción: ¡No es posible construir un mundo humano sin la familia! Para todos, llega un momento en la vida en que nos damos cuenta en nuestra propia piel de la inhumanidad de un mundo sin familia.

Sin la familia, la vida no tiene casa. Esto es verdad para los niños concebidos cuyas lágrimas que piden vivir ni siquiera escuchamos, es verdad para los discapacitados a los que se les niega el derecho a nacer, es verdad para todos los niños, para el hombre y para la mujer. Sin la familia, la vida no tiene casa.

En un mundo donde se tiene la ilusión de elegir, donde todo se compra y se vende, donde todo es precario y está sujeto a las leyes de la competencia, la familia es el espacio de la gratuidad: algo escandalosamente gratuito, pero no precario sino bien sólido porque está fundado sobre la fidelidad del amor. El mundo necesita más familia porque necesita gratuidad. La familia es una profecía incómoda de un mundo humano. El mundo -dice Benedicto XVI- debe acoger la idea de la familia en el léxico de la vida nacional e internacional, para descubrir una verdad decisiva: que la humanidad es una gran familia de pueblos. No estamos aquí para defendemos a nosotros mismos o un interés de la Iglesia, sino que estamos aquí por un bien de todos. Por esto estoy contento de estar en Madrid para decir que en España, en Europa y en el mundo, se necesita más familia porque se necesita más gratuidad, más vida y más amor.
Andrea Ricardi, Comunidad de San Egidio.


Saludo a los participantes en el Encuentro de las Familias que se está llevando a cabo en este domingo en Madrid, así como a los Señores Cardenales, Obispos y sacerdotes que los acompañan. Al contemplar el misterio del Hijo de Dios que vino al mundo rodeado del afecto de María y de José, invito a las familias cristianas a experimentar la presencia amorosa del Señor en sus vidas.
Asimismo, les aliento a que, inspirándose en el amor de Cristo por los hombres, den testimonio ante el mundo de la belleza del amor humano, del matrimonio y la familia. Ésta, fundada en la unión indisoluble entre un hombre y una mujer, constituye el ámbito privilegiado en el que la vida humana es acogida y protegida, desde su inicio hasta su fin natural. Por eso, los padres tienen el derecho y la obligación fundamental de educar a sus hijos, en la fe y en los valores que dignifican la existencia humana. Vale la pena trabajar por la famiia y el matrimonio, porque vale la pena trabajar por el ser humano, el ser más precioso creado por Dios.


Me dirijo de modo especial a los niños, para que quieran y recen por sus padres y hermanos; a los jóvenes, para que estimulados por el amor de sus padres, sigan con generosidad su propia vocación matrimonial, sacerdotal o religiosa; a los ancianos y enfermos, para qu eencuentren la ayuda y comprensión necesarias. Y vosotros, queridos esposos, contad siempre con la gracia de Dios, para que vuestro amor sea cada vez más fecundo y fiel. En las manos de María, “que con su sí abrió la puerta de nuestro mundo a Dios” (Enc. Spe Salvi, 49), pongo los frutos de esta celebración. Muchas gracias y Felices Fiestas.
Benedicto XVI

sábado, 29 de diciembre de 2007

CLAUSURA DE LA FASE DIOCESANA DEL PROCESO DE LOS MÁRTIRES REDENTORISTAS DE MADRID

27 de noviembre de 2007
Clausura de la Fase Diocesana del
Proceso de Beatificación del
Siervo de Dios Vicente Renuncio y 11 compañeros Redentoristas

El pasado día 27 de noviembre, aún con los ecos del 275 aniversario de la fundación de la Congregación, tuvo lugar en la Capilla de la Coronación de la Parroquia-Santuario del Perpetuo Socorro de Madrid la Sesión de clausura de la fase diocesana del proceso de 12 misioneros redentoristas que fueron mártires en Madrid durante la persecución religiosa de 1936.

A las cinco de la tarde nos reunimos en la Capilla de la Iglesia unas 50 personas entre redentoristas, familiares de los mártires, colaboradores del proceso y laicos de las comunidades del Perpetuo Socorro y de San Gerardo; nos acompañó el Postulador General, P. Antonio Marrazzo, que se desplazó desde Roma para la ocasión.

La mesa de presidencia estaba compuesta por el Ilmo. Sr. D. Ricardo Quintana Bescós, Delegado Episcopal para las Causas de los Santos; a su derecha D. José Bosom Arias, Sacerdote Delegado que ha instruido el proceso; a la izquierda D. Bernardo Santos Sedano, que ha actuado en el proceso como Promotor de Justicia; y en las esquinas de la mesa las notarias, María Manso Ayuso y María del Pilar González Valdor.

Después de una pequeña oración, se leyó el acta de clausura, se nombró al encargado de llevar todo el material a la Sagrada Congregación para las Causas de los santos, que recayó sobre el P. Antonio Quesada, se firmaron las actas y se cerraron y lacraron todas las cajas donde estaban los documentos.

Estas cajas contienen los documentos originales, que quedarán en el Archivo diocesano de Madrid, y dos copias que van a Roma, y sobre las que se redactará la Positio super martyrio. Mientras se cerraban las cajas se visionó una proyección con imágenes y una breve reseña biográfica de cada uno de los siervos de Dios.



Se concluyó el acto con la lectura del acta del acto, unas palabras del P. Provincial de agradecimiento a los mártires por su testimonio y a la diócesis de Madrid por el trabajo realizado; después de unas palabras del Delegado episcopal que invitaban a descubrir a estos misioneros redentoristas como luces que alumbran a esta Iglesia de Madrid, concluimos con el canto de la Salve.

El ejemplo de virtudes que el carisma redentorista alumbra no se queda en las figuras ya quizás lejanas en el tiempo (como podría ser el propio Gerardo), hoy presentes y vivas como modelos, sino que también se encarna en la realidad de la vida de la Iglesia y del hombre del tiempo presente y futuro.

Hazme saber, Señor,
qué es lo que de mí deseas,
que estoy dispuesto a hacerlo todo.
Te doy mi voluntad.
Ya nada quiero
fuera de lo que Tú desees.
¿Qué don del cielo puedo apetecer,
ni qué felicidad de la tierra disfrutar,
fuera de Ti, Dios mío?
Tómame por entero.
Eres mi única herencia,
El absoluto Dueño de mi vida.
Dispón de mí como mejor te agrade.
Acéptame por tu Pasión,
Aduéñate de mí, Señor, y dime:
¿Qué deseas que haga?
San Alfonso Mª de Liguori

viernes, 28 de diciembre de 2007

¡¡FELIZ AÑO 2008!!

ORACIÓN POR EL NUEVO AÑO

Señor, Dios, dueño del tiempo y de la eternidad,tuyo es el hoy y el mañana, el pasado y el futuro.Al terminar este año quiero darte graciaspor todo aquello que recibí de TI.

Gracias por la vida y el amor, por las flores,el aire y el sol, por la alegría y el dolor, por cuanto fue posible y por lo que no pudo ser.Te ofrezco cuanto hice en este año, el trabajo que pude realizar y las cosas que pasaron por mis manos y lo que con ellas pude construir.

Te presento a las personas que a lo largo de estos meses amé, las amistades nuevas y los antiguos amores, los más cercanos a mí y los que estén más lejos, los que me dieron su mano y aquellos a los que pude ayudar, con los que compartí la vida, el trabajo, el dolor y la alegría.

Pero también, Señor hoy quiero pedirte perdón, perdón por el tiempo perdido, por el dinero mal gastado, por la palabra inútil y el amor desperdiciado. Perdón por las obras vacías y por el trabajo mal hecho, y perdón por vivir sin entusiasmo.

También por la oración que poco a poco fui aplazando y que hasta ahora vengo a presentarte. Por todos mis olvidos, descuidos y silencios nuevamente te pido perdón.

En los próximos días iniciaremos un nuevo año y detengo mi vida ante el nuevo calendario aún sin estrenar y te presento estos días que sólo TÚ sabes si llegaré a vivirlos.

Hoy te pido para mí y los míos la paz y la alegría, la fuerza y la prudencia, la claridad y la sabiduría. Quiero vivir cada día con optimismo y bondad llevando a todas partes un corazón lleno de comprensión y paz.

Cierra Tú mis oídos a toda falsedad y mis labios a palabras mentirosas, egoístas, mordaces o hirientes. Abre en cambio mi ser a todo lo que es bueno que mi espíritu se llene sólo de bendiciones y las derrame a mi paso.

Cólmame de bondad y de alegría para que, cuantos conviven conmigo o se acerquen a mí encuentren en mi vida un poquito de TI. Danos un año feliz y enséñanos a repartir felicidad. Amén

viernes, 14 de diciembre de 2007

OS DESEAMOS A TODOS... ¡FELIZ NAVIDAD!

Con nuestros mejores deseos de una Feliz y Santa Navidad, queremos compartir la felicitación y la música para recordar que NAVIDAD es celebrar la HUMANIDAD de DIOS que se hace uno de nosotros, en su forma más débil e indefensa, para ayudarnos a saberle querer y acoger.

De todo corazón, para todos... ¡FELIZ NAVIDAD!

jueves, 13 de diciembre de 2007